El impacto de la escasez de agua en la agricultura y la búsqueda de soluciones sostenibles ante las condiciones cada vez más cálidas y secas en todo el mundo.

Las sequías y su impacto en la agricultura

La escasez de agua es un desafío cada vez más apremiante en la agricultura. Las sequías prolongadas, caracterizadas por una disminución significativa de las precipitaciones, han puesto en peligro la producción de alimentos y amenazado la seguridad alimentaria en diversas regiones del mundo. En este artículo, exploraremos el impacto de las sequías en el cultivo de plantas y las estrategias innovadoras que están siendo implementadas para superar este desafío.

Las sequías, fenómenos climáticos naturales, afectan de manera directa el crecimiento y desarrollo de los cultivos, lo que a su vez disminuye la producción agrícola. La falta de agua disponible impide que las plantas obtengan los nutrientes necesarios y puede ocasionar un estrés hídrico que reduce su capacidad de resistir enfermedades y plagas. Como resultado, los agricultores experimentan una reducción en el rendimiento de sus cultivos, una disminución en la calidad de los productos agrícolas y, en los peores casos, pérdidas totales de cosechas. El impacto económico y social de estas pérdidas no puede ser subestimado, ya que comunidades enteras dependen de la agricultura para su subsistencia

Sin embargo, ante este panorama desafiante, los agricultores y expertos en el campo están implementando estrategias de conservación del agua y adoptando variedades de plantas resistentes a la sequía para mitigar los efectos adversos. El uso de técnicas de riego eficientes, como el riego por goteo y la irrigación de precisión, ha demostrado ser una forma efectiva de conservar agua en condiciones de sequía. Estas prácticas ayudan a minimizar la evaporación y a dirigir el agua directamente a las raíces de las plantas, maximizando su absorción.

Además, la selección y cultivo de plantas resistentes a la sequía desempeña un papel crucial en la agricultura sostenible en áreas afectadas por la escasez de agua. Mediante la identificación de variedades adaptadas a condiciones áridas, los agricultores pueden garantizar una producción más estable y reducir los riesgos asociados con las sequías. El mejoramiento genético de cultivos también desempeña un papel importante en este aspecto, ya que se busca desarrollar variedades que sean capaces de resistir el estrés hídrico y mantener un rendimiento aceptable en condiciones de sequía.

Estrategias de conservación del agua: Maximizando el uso en tiempos de sequía

La escasez de agua es un desafío crucial en la agricultura, especialmente durante períodos de sequía. En este apartado, exploraremos estrategias de conservación del agua que permiten a los agricultores maximizar su uso eficiente y enfrentar el desafío hídrico en tiempos de sequía.

Una de las técnicas más efectivas es el uso de técnicas de riego eficiente, como el riego por goteo y la irrigación de precisión. Estas técnicas permiten entregar agua directamente a las raíces de las plantas, minimizando la evaporación y maximizando la absorción. Al proporcionar la cantidad precisa de agua necesaria para el crecimiento de las plantas, se reduce el desperdicio y se ahorra agua.

Riegue la tierra por la mañana temprano o a última hora de la tarde, si el agua está disponible, en mayor cantidad cuando son plantas jóvenes y menor cuando las plantas sean madura.

Además, el uso de mulching o acolchado es otra práctica valiosa. Colocar una capa de material orgánico o plástico alrededor de las plantas ayuda a reducir la evaporación del agua del suelo y a mantener una temperatura más estable, conservando la humedad y reduciendo la necesidad de riego frecuente.

Planta con acolchado vegetal

La captación de agua de lluvia es otra estrategia efectiva. Al recolectar y almacenar el agua de lluvia en cisternas o estanques, los agricultores pueden tener una fuente adicional de agua para regar sus cultivos durante períodos de sequía. Esto ayuda a reducir la dependencia de las fuentes convencionales de agua, como los ríos y los pozos, y a utilizar de manera más eficiente los recursos disponibles.

La gestión del suelo también juega un papel crucial en la conservación del agua. Prácticas como la labranza conservacionista y el uso de cultivos de cobertura ayudan a mantener la estructura del suelo, aumentando su capacidad para retener la humedad. Además, la implementación de sistemas de drenaje adecuados evita la pérdida innecesaria de agua.

Es esencial que los agricultores monitoreen de cerca las necesidades hídricas de sus cultivos. El uso de tecnología, como los sensores de humedad del suelo, permite medir con precisión el contenido de agua en el suelo y determinar cuándo es necesario aplicar riego. Esta información ayuda a evitar el riego excesivo y garantiza un uso más eficiente del agua, evitando su desperdicio.

Prácticas agrícolas sostenibles en áreas de sequía

  1. Preparación de la tierra

Mezclar materia orgánica, como estiércol bien descompuesto, aumentará la capacidad de retención de humedad del suelo, manteniéndote esta durante más tiempo, además del añadido de nutrientes que supone esta materia orgánica para los cultivos.

Montaña de estiércol para mezclar con la tierra

De forma natural, a partir de abril el suelo presenta una perdida significativa de humedad, incrementada en casos de sequía grave. Es recomendable aflojar el suelo aireándolo con una azada, una horca o un rastrillo, por ejemplo.

El uso de fertilizantes es útil durante las sequías, sin embargo, ha de ponerse atención a las cantidades aplicadas, puesto que un exceso no traerá beneficios sino daños a las plantas y al medio.

Las zonas donde aún no se vayan a cultivar pueden cubrirse con plástico negro hasta que vayan a ser cultivadas.

Las camas elevadas ayudan a retener mejor el agua que las camas abiertas en campo abierto.

2. Siembra

En casos de previsión de sequía, la siembra temprana permite que las plantas echen raíces y se expandan antes de que esta llegue.

Esto es válido para plantas que se mantienen en tierra como las zanahorias, pero no tanto para plantas que se siembran continuamente para cosechar, como las lechugas o espinacas.

Si prevemos que no va a llover ni vamos a disponer de agua para el riego, congela y conserva todos los excedentes de las siembras anteriores para aprovecharlos de forma dosificada en esta época.

Siembra temprana

Algunos autores sugieren que una mayor separación entre plantas aumenta el espacio que tienen las raíces de las plantas para explorar el terreno en busca de humedad, y que una plantación en forma de hexagonal en lugar de en hileras, proporciona una sombra mayor para mantener la tierra más fresca y evitar parte de la evaporación.

3. Control de hierbas

En momentos de escasez de agua en el suelo, es especialmente importante tener un control efectivo de las malas hierbas, ya que estas plantas consumen grandes cantidades de agua, que tan valiosa resulta en estas situaciones

El uso de químicos es delicado, siendo sugerido el uso de herramientas manuales para el control de la maleza.

4. Protección y refugio

En áreas con vientos fuertes, es crucial tomar medidas para proteger los cultivos del viento, especialmente del viento seco y evitar la pérdida excesiva de agua.

Usar mallas de sombreado, telas de sombra o mallas anti insectos puede ser una forma efectiva de lograr la protección de las plantas reduciendo el flujo de aire.

Plantas resistentes a la sequía

Batatas

Las plantas que forman tubérculos son relativamente tolerantes a la sequía: Ajos, batata, chirivía, nabo, patata, remolacha, zanahoria.

  • Las chirivías, nabos, remolachas, zanahorias y otras verduras tuberculosas son relativamente tolerantes a periodos de sequía prolongada.
  • Los nabos tienen raíces más profundas que los colinabos y las hacen más resistentes que estes a la sequía.
  • Las patatas también son una buena opción según la variedad, siendo notablemente mejores determinadas variedades como ‘Desiree’, ‘Marfona’ y ‘Robinta’.

Las plantas de hoja: Coles, achicoria, endivia, acelga, mostazas, rúcula.

  • Las coles son menos vulnerables que las coles de Bruselas o las coliflores.
  • Las verduras de hoja como las lechugas o espinacas son especialmente vulnerables ante la sequía, de entre este tipo de plantas, las achicorias, endivias y más aún las acelgas, requieren menos agua que las lechugas o espinacas.
  • Es recomendable cultivar verduras de hojas tiernas en un área pequeña, donde se lleve un mejor control del espacio y del riego, y utilizar los espacios grandes para el cultivo de cereales.
  • En el caso de las hojas de mostaza, riegos poco frecuentes pero intensos, hacen que las raíces crezcan más profundamente y permiten a la planta soportar periodos más secos, en lugar de riegos cortos y frecuentes.
Acelgas de tallo rojo

Plantas perennes: Acederas, ajo y ajo de oso, alcachofa, alcaparra, cebollino, hinojo o ruibarbo.

Las plantas que se mantienen de un año para otro son menos susceptibles que el resto a las sequías y otras inclemencias del tiempo, así como a las plagas. Además, requieren de un menor mantenimiento y el agarre al suelo está más desarrollado.

Puedes leer más sobre este tipo de plantas en nuestro artículo sobre Verduras perennes que sembrar una vez y cosechar durante años.

Plantas de fruto, legumbres y otras plantas: Judías, caupí, garbanzos, okra (Abelmoschus esculentus), calabacín, amaranto, berenjenas, pimientos, tomates y sandías.

Las hortalizas de fruto más resistentes a la sequía son a menudo las que necesitan días cortos para su maduración.

  • Los guisantes, judías y maíces son más vulnerables durante la floración pero adecuadas.
  • Las cebollas y guisantes tienen raíces pobres y su rendimiento será muy bajo en casos de sequía.
  • Las berenjenas, pepinos, pimientos y tomates de variedades miniatura necesitan menos agua para el desarrollo del fruto que los más grandes.
  • Determinadas variedades de tomate, como el tomate Roma, son más resistentes al calor que otras variedades.
Plantas de judías

Cuando las previsiones sean de sequía y el riego no esté asegurado, considera el cultivo más temprano de plantas como las habas, para su cosecha temprana y conservación para su uso durante el verano.

Las plantas que se mantienen de un año para otro son menos susceptibles que el resto a las sequías y otras inclemencias del tiempo, así como a las plagas. Además, requieren de un menor mantenimiento y el agarre al suelo está más desarrollado.

Innovaciones tecnológicas para la agricultura en sequías

La escasez de agua y los efectos del cambio climático han impulsado el desarrollo de tecnologías innovadoras que ayudan a los agricultores a tomar decisiones informadas sobre el riego y a maximizar la eficiencia en el uso del agua.

Una de las herramientas más importantes es el uso de sensores de humedad del suelo. Estos dispositivos permiten medir con precisión la humedad del suelo en diferentes profundidades y ubicaciones, lo que ayuda a determinar cuándo y cuánta agua aplicar a los cultivos. Al conocer los niveles de humedad en tiempo real, los agricultores pueden evitar el riego excesivo o insuficiente, ajustando sus prácticas de riego según las necesidades específicas de cada zona y cultivo.

Además, los sistemas de riego automatizados son otra innovación tecnológica que contribuye a la eficiencia hídrica. Estos sistemas utilizan programación y sensores para aplicar agua de manera precisa y en cantidades adecuadas en el momento justo. Al evitar el riego manual y basarse en datos y algoritmos, se minimiza el desperdicio de agua y se optimiza su distribución.

Dron trabajando en cultivo de maíz

La teledetección es otra herramienta poderosa en la gestión del agua. Utilizando imágenes satelitales y drones, se pueden obtener datos sobre la salud de los cultivos, la distribución de la humedad del suelo y la vegetación, entre otros parámetros. Estos datos permiten identificar áreas con estrés hídrico, monitorear el crecimiento de los cultivos y tomar decisiones basadas en información precisa.

Políticas y programas de apoyo

Las sequías representan un desafío significativo para la agricultura, pero las acciones gubernamentales pueden desempeñar un papel crucial en el fortalecimiento de la capacidad de los agricultores para enfrentar estos eventos climáticos extremos.

Una de las políticas clave es el desarrollo de legislaciones y regulaciones que fomenten la conservación del agua y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles. Estas políticas pueden incluir incentivos económicos y beneficios fiscales para los agricultores que implementen técnicas de riego eficiente, conservación del suelo y uso de variedades resistentes a la sequía. Al proporcionar incentivos, el gobierno fomenta la adopción de prácticas que reducen la demanda de agua y promueven la sostenibilidad en la agricultura.

Además, los programas de asistencia técnica y capacitación son fundamentales para brindar a los agricultores las herramientas necesarias para enfrentar la sequía. Estos programas pueden incluir capacitación en técnicas de riego eficiente, manejo del suelo, uso de tecnología y diversificación de cultivos. Al proporcionar acceso a conocimientos y recursos, el gobierno apoya a los agricultores en la implementación de prácticas resilientes y sostenibles.

La creación de redes de información y colaboración también es esencial. Los gobiernos pueden establecer plataformas de intercambio de conocimientos entre agricultores, investigadores y expertos en el tema. Esto facilita la difusión de buenas prácticas, promueve la innovación y permite el aprendizaje colectivo en la gestión del agua y la agricultura en tiempos de sequía.

Adicionalmente, es fundamental fomentar la inversión en infraestructuras relacionadas con el agua, como sistemas de riego eficiente, captación y almacenamiento de agua de lluvia, y sistemas de drenaje adecuados. Estas inversiones contribuyen a mejorar la disponibilidad y la gestión del agua en la agricultura, aumentando la resiliencia ante la escasez hídrica.

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