Las plantas medicinales suponen una alternativa natural frente a los fármacos convencionales y que pese al avance de la tecnología médica siguen utilizándose para curar problemas de salud.
Desde tiempos inmemoriales las plantas medicinales han sido el único remedio para tratar distancias dolencias, la mayoría de culturas cuentan con conocimientos sobre medicina tradicional, éstos no solo abarcan tratamientos sino que también incluyen estilos de vida que promueven la salud, véase la Ayurveda de la India, la Medicina tradicional china o el Jamu, la medicina tradicional indonesia.
Muchos de los fármacos que existen hoy en día se han sintetizado a partir de las plantas, y actualmente la naturaleza sigue siendo una de las principales vías para la obtención de fármacos. Ejemplo de ello son los antibióticos producidos por organismos vegetales, la aspirina procedente de la corteza del sauce o la morfina que se extrae del fruto inmaduro de la adormidera.
Las plantas medicinales no son lo mismo que los fármacos derivados de plantas, y esto es muy importante ya que, al contrario que éstos, muchas no han sido sometidas a las cientos de pruebas necesarias para conocer con exactitud su actuación dentro de nuestro organismo. Los controles que se realizan a las medicina alternativa no son tan estrictos como los de la medicina convencional; otro aspecto de gran relevancia son las dosis, el ingrediente activo de una planta medicinal puede variar dependiendo de diversos factores climáticos, cosecha, preparación, consumo… lo cual puede modificar la cantidad real del ingrediente activo y producir un efecto diferente al esperado.
No por ello debemos subestimar el potencial de la medicina tradicional, pero si decide utilizarla debe de tener los conocimientos suficientes sobre la planta utilizada o acudir a profesionales que le aconseje adecuadamente.
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