Famosa por su forma y color, además de por su sabor, no es sólo una fruta si no múltiples frutos pequeños que se unen en su crecimiento para dar lugar a la refrescante piña.
La planta de la piña se llama Ananas comosus, originaria del sur de América y propia del clima tropical. Perenne de hojas alargadas y gruesas, crece hasta alrededor de un metro de altura y está coronada en su interior por los frutos que conforman la piña y que suele tardar en crecer entre uno o dos años, dependiendo de las condiciones. Eso sí, de una sola piña se pueden obtener varios frutos maduros que nacerán de distintos tallos.
Los beneficios de la piña son bien conocidos, desde sus propiedades diuréticas hasta sus altos contenidos en vitaminas y minerales, como el ácido fólico o la vitamina C, con sus maravillosas propiedades antioxidantes. Es por ello que se consume habitualmente en los hogares, tanto fresco como en bebidas o postres.
En cuanto a cómo cultivar la piña, cabe destacar que es recomendable plantarla en otoño, aunque puede hacerse durante todo el año. Este proceso se realiza mediante la separación de los nuevos tallos formados en la base de la planta, posteriormente a la recolección de sus frutos que suele realizarse en verano. Es importante recordar que una vez que recolectemos el fruto, este finalizará el proceso de maduración y comenzará el proceso natural de deterioro, durando una media de 3 semanas.
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