Las flores de calabacín están presentes en la mayoría de cocinas mediterráneas, también en latino américa, son flores grandes y acampanadas con un intenso color amarillo que dan un bonito color y un sorprendente sabor a nuestros platos.
El calabacín es un tipo de calabaza cuyo fruto se recolecta aún sin madurar, necesita encontrarse a pleno sol, con temperaturas altas. El frío y la humedad no son buenas compañeras para esta planta de huerto.
Conseguir unas flores sanas de calabacín requiere aportar las condiciones óptimas a la planta, un periodo sin agua puede provocar que las flores se caigan.
La recogida de estas flores comestibles debe hacerse por la mañana temprano, para ser consumidas en el mismo día, sino deberían de refrigerarse en la nevera. Las flores de calabacín pueden estar abiertas o cerradas sin que esto afecte a su sabor, descartando las que ya estén lacias y las que tengan manchas. Algunos autores recomiendan fijarse en el color del pistilo, el cual no debe haberse puesto marrón.
El sabor es algo dulce con un toque amargo, más aún si se deja el pistilo, hay que lavarlas con agua antes de cocinarlas, con mucho cuidado ya que son delicadas.
Recetas con flores de calabacín
La más conocida es la de las flores de calabacín fritas.
- Se limpian las flores de calabacín con delicadeza y se dejan secar.
- Por otro lado se mezcla harina, agua, sal. Además de pimienta al gusto.
- Se sumergen las flores en la mezcla y se introducen en aceite caliente hasta que se doren (en poco más de 2 minutos).
- Se dejan escurrir y se sirven.
En la red pueden encontrarse multitud de opciones para cocinar con estas flores, como por ejemplo rellenas y rebozadas o rellenas al vapor.
En Entre Semillas tenemos sobres de semillas de calabacín ‘Luna’, un calabacín casi redondo, que se siembran en primavera y verano.
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